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OPINIÓN | Fútbol tras la valla

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ARTÍCULO DE OPINIÓN DE Pedro Meseguer Díez, Técnico Deportivo Superior y Director de la Academia Benferri-Oleza.

¿Por qué los padres no pueden ver a sus hijos jugar?

La situación en España es delicada a causa de la pandemia del coronavirus. Desde el pasado marzo se han ido tomando distintas medidas para intentar frenar su expansión. En lo que se refiere al deporte, desde entonces no ha vuelto el público a los estadios, salvo alguna excepción. Quince ligas europeas permiten la asistencia de público a los estadios con limitaciones, por porcentajes de la capacidad de su aforo o por una cifra concreta de espectadores en plena pandemia del coronavirus. España, Inglaterra, Portugal, Escocia, Turquía, Grecia, Rumanía, Serbia y Ucrania no han abierto las puertas de sus estadios al público.

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, afirmó sobre el público en el fútbol: «La entrada de gente a los campos no es prudente ahora mismo”. Illa descartó que los aficionados al fútbol puedan entrar en los estadios a corto plazo, aunque sí lo estén haciendo en otros deportes. La Liga de Fútbol Profesional hizo público un comunicado en el que explicaba que el acceso estaría estrictamente reducido al siguiente grupo de personas: Jugadores, cuerpo técnico y equipo arbitral. Juntas directivas. Personal de mantenimiento del estadio. Miembros de LaLiga. Seguridad. Equipos de comunicación y Prensa.

Comparto la profunda preocupación de las autoridades, responsables sanitarios e instituciones por la propagación del virus y la puesta en marcha de las medidas imprescindibles para frenar su expansión y sus posibles contagios. Sin embargo, no considero apropiado la propuesta de la disputa a puerta cerrada de los encuentros de liga y entrenamientos, sobre todo para el fútbol base. Es necesario que se replantee la posibilidad de permitir la presencia de público en las competiciones, ya que en ningún caso existe un riesgo superior al de otras actividades en  las que el público sí está permitido. La medida de la Conselleria de Sanidad de prohibir el acceso de público a los recintos deportivos supone un agravio comparativo con otros sectores en los que sí que se permite el acceso: hostelería, congresos, conferencias y eventos en locales cerrados, teatros, colegios y cines y mercadillos al aire libre y centros comerciales.

Un campo de fútbol es una superficie al aire libre muy amplia en la que se puede controlar el aforo cumpliendo todos los protocolos sanitarios. Las acumulación de gente en las gradas de los recintos puede evitarse dejando entrar a un número determinado de personas a las que se tendría registradas, tal y como vienen realizando la mayoría de clubes y ayuntamientos. Esta medida prohibitoria supone un claro perjuicio para la economía de los clubes humildes, que sí que dependen de la asistencia de un mínimo de público para su subsistencia a diferencia de los clubes profesionales. La pasada campaña ya sufrieron las instituciones deportivas el no recibir los ingresos que llegan por parte de sus estadios y todo apunta a que, si la situación no cambia, esta será la tónica también lo que resta de temporada 2020/2021.

Prohibido también el acceso de padres al fútbol base, en instalaciones municipales

La pandemia internacional provocada por el covid-19 ha cambiado nuestras vidas, nuestros hábitos y nuestras costumbres. No podemos saludarnos como antes y vivimos pegados a una molesta mascarilla. Asistir a un campo de fútbol es algo prohibido en tiempos del coronavirus. Eso es muy duro para un padre, no poder ver a su hijo entrenar o jugar un partido de fútbol. Esa nueva normalidad nos deja imágenes de padres subidos a escalerillas o vallas para ver los encuentros de sus hijos desde fuera de los recintos por tener restringido el acceso a los mismos, a pesar de que no en todos los campos la situación es la misma.

La experiencia de ver el partido detrás de una valla no le gusta a nadie

La norma restrictiva ha ido cambiando según avanzaba la pandemia. Primero podían entrar a las instalaciones todos los familiares, más adelante solo un acompañante, y ahora ninguno. Considero más complicado controlar a la gente fuera, pudiéndola tenerla dentro con medidas de seguridad. Comprobamos como el grupo de padres ven el partido de fútbol de sus hijos en la puerta del campo o en el bar de enfrente, sin distancia de seguridad y, algunos, sin mascarilla.

Padres y madres deben estar atentos a cada protocolo e instalación, que además puede ser modificado si cambia la crisis sanitaria. Así que lo único que les puedo recomendar es que estén en alerta la semana del partido, o la misma mañana en que juegue su equipo, porque seguramente se produzcan nuevas modificaciones ya que vamos al anuncio de hoy una cosa y mañana otra.

Me pregunto, ¿no será hora de volver a discutir esa ley? Los “juegos de contacto” son también “juegos de niños”, y si dejan jugar a los niños, ¿por qué los padres no pueden asistir a verlos disfrutar? Si estamos tomando las medidas sanitarias correspondientes, como toma de la temperatura corporal, llevamos mascarillas, somos responsables y mantenemos la distancia de seguridad, damos el DNI y el número de teléfono a los empleados municipales.

Si finalmente dejan entrar los familiares a las instalaciones municipales, debemos pedirle a los padres que no cometan errores pasados, que no hagan de técnicos en entrenamientos y partidos porque el doble mensaje confunde a los pequeños. Soy partidario de que los niños se acostumbren desde pequeños a tener espectadores, y se sientan acompañados por su familiares, pero no detrás de una valla.

 

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1 comentarios

Antonio Candela Boyer. Mastes en Gestión de Instalaciones Deportivas y Director de la Academia de Fútbol Soccer Coach de Elche 15 diciembre, 2020 at 2:27 pm

Al artículo de opinión del Sr. Pedro Meseguer Díez, añadiría con respecto a permitir el acceso a los padres de los jugadores, que no tiene sentido alguno impedir su acceso, cuando son personas con quienes conviven a diario los jugadores, por lo que en caso de contagio hipotético de alguno de los padres, por lógica epidémica también quedarían contagiados los hijos, y por ende, todo su equipo y entorno directivo, de ahí la incongruencia que supone impedir a los padres o parientes con los que conviven los jugadores, el acceso a los Campos, máxime cuando se trata de actividades deportivas al aire libre y con espacio amplio donde poder respetar distancias de sobra.

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