David Cañizares empezó con el fútbol pero muy pronto se dio cuenta que su verdadera pasión era el pádel. Su familia siempre ha estado muy vinculada a este deporte y él ha podido ver desde muy pequeño como su padre o su tio jugaban partidos. Esa conexión familiar le hizo probar suerte y rápidamente observó como esté era su deporte, a David se le daba bien y le gustaba. Su progesión siguió una línea ascendente que le hizo tener que marcharse a Alicante para continuar mejorando.
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