Mi nombre es Victoria Miralles Almagro y soy árbitra asistente de Liga Iberdrola y árbitra asistente de 3 RFEF. Para llegar a las categorías que hoy represento han tenido que pasar muchas cosas en mi vida a nivel personal y a nivel profesional; voy a retroceder un poco en el tiempo.
Mi padre era futbolista y desde muy pequeña me llevó a cada uno de sus partidos y esto hizo que naciese en mi la pasión por el fútbol.
Cuando tenía 8-9 años empecé a jugar en un equipo de futbol sala y estuve jugando hasta que tuve 22 años. Cuando tenía 15 años nos metimos 4 compañeras de mi equipo y yo a árbitras, porque era algo diferente y nos llamaba la atención.
Cuando te metes en este mundo tu primera motivación suele ser la económica porque te ves muy joven y con dinero para tus “caprichos”… pero con los años si te quedas es porque es una pasión, es algo que vives con mucha ilusión y no quieres dejar de hacerlo y es entonces cuando la motivación económica pasa a ser un segundo plano y la motivación es el seguir creciendo profesionalmente.
Desde que entré en el arbitraje he tenido a muchísima gente a mi lado respaldándome y ayudándome a crecer día a día y eso hizo que quisiese siempre crecer más como árbitra. Hace unos años se creó la Liga Iberdrola y esto nos abrió muchas más puertas a las mujeres tanto a nivel futbolístico como a nivel arbitral.
Durante esos años me he estado preparando para conseguir lo que este junio pude tocar con las manos y fue mi ascenso a la Liga Iberdrola, y un poco más tarde mi ascenso a 3ª RFEF.
«En el ascenso pone mi nombre pero no es solo mío»
En el ascenso pone mi nombre y soy yo quien defiende esas categorías pero ni mucho más lejos de la realidad, este ascenso no es solo mío.
Este año ha sido muy duro para todos por el COVID y ha habido muchas restricciones pero mi delegación de árbitros de Orihuela me ha facilitado siempre todo para poder entrenar, estudiar… instalaciones como las de Jacarilla me abrieron las puertas para poder facilitarme el trabajo.
A fecha de hoy sigo teniendo esa ayuda por parte de mis compañeros, de mi entrenador, de mi profesor de reglas… para poder dar lo mejor de mi cada fin de semana. Y tengo que hacer una mención especial a mi delegada María que no dudó ni un momento en confiar en mí y darme la mano para decirme “Vamos con todo”.