El paso de Aitor Gonçalves por el banquillo del Sporting Albatera no ha sido fácil y ha terminado antes de lo previsto. Algo más de una vuelta de competición en la que se han visto luces, sombras y varias heridas que se extraen de las palabras del técnico.
No era sencillo pilotar la nave después del cambio de ciclo del pasado verano. Con la alargada sombra de Leandro Aracil en el banquillo del Calvario, sin el seguro de gol de Alejandro Gómez y con la salida de varios símbolos del escudo.
Aitor cuenta en una entrevista a SER Deportivos Vega Baja que convencía a los jugadores para fichar con imágenes de las gradas repletas en campañas anteriores. Una afición que marca la diferencia con la que no ha tenido una relación sencilla.
«Es muy difícil caer de pie allí, la afición no veía que los cambios en la plantilla eran obligados pero que teníamos un objetivo común. En la jornada 4 estaban gritándome que me fuera del campo, después se revirtió la situación pero es algo que pasó».
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