Hace cinco semanas decidí emprender un nuevo camino como preparador físico en el Kelme C.F. Tras el parón navideño, hemos sido de los pocos equipos de la provincia de Alicante que ha podido seguir compitiendo. Sin embargo, el trabajo se ha desarrollado con muchos contratiempos. La primera sesión del año se celebró el 2 de enero en el Campo Municipal de Jacarilla, con la presentación de los jugadores y la primera toma de contacto. Teníamos el tiempo justo para preparar el primer partido previsto para el fin de semana del 10 de enero. Spoiler: esto nunca ocurrió.
La toma de contacto fue buena. Nos encontramos con un grupo de jugadores muy unido y con gran capacidad de trabajo. El cuerpo técnico anterior había desarrollado una buena labor con ellos, por lo que centramos nuestros esfuerzos en potenciar esos aspectos positivos, además de desarrollar diferentes estrategias para optimizar el rendimiento global de los futbolistas.
Desde el punto de vista físico, incidimos en el trabajo de fuerza “preventiva”, con ejercicios específicos dos veces por semana antes de la sesión de entrenamiento. También hicimos trabajo de fuerza desarrollado en contextos reales de juego, con diferentes aplicaciones en función del día de la semana. Con la ilusión de poder competir, intentamos ofrecer al jugador suficientes herramientas para afrontar con garantías el partido del fin de semana. Pero ese partido no llegó hasta el 28 de Enero.
Fueron semanas cargadas de acontecimientos tan inesperados como indeseados. Casos positivos en el equipo rival y en nuestro propio equipo que obligaron a aplazar los encuentros previstos. En nuestro caso, incluso tuvimos que realizar los entrenamientos de forma virtual para poder mantener el estado de forma de los futbolistas durante el periodo de aislamiento personal requerido por las circunstancias.
Pero la inactividad temporal tiene más consecuencias. La acumulación de partidos aplazados obliga a los equipos a recuperarlos entre semana para cumplir con el calendario de competición. El Kelme CF tuvo que disputar, por lo tanto, tres partidos en un período de siete días contra rivales de la talla del Lorca C.F., el Elche C.F. y el Archena C.F.
El resultado y la adaptación de los jugadores han sido inmejorables, pues conseguimos la victoria en cada uno de los tres encuentros. No obstante, es un arte tener que planificar bajo la incertidumbre de no saber cuándo vas a volver a competir. No es algo habitual en nuestro deporte o, por lo menos, no lo venía siendo hasta ahora. Mes y medio desde el último partido de competición, preparación atípica, y tres partidos en siete días.
La realidad es que será la tónica en los próximos meses, y todos sabemos por la experiencia de lo que está ocurriendo en el alto nivel, que la dificultad de recuperar entre partidos y una preparación corta pueden incrementar el riesgo de lesión de los deportistas. Tenemos muchas ganas de que se reanuden todas las competiciones, pero debemos poner en la balanza el riesgo-beneficio de los principales protagonistas, los futbolistas, que en el caso del fútbol aficionado, tienen otras ocupaciones.